sábado, 19 de noviembre de 2011

La melodía

Si hay algo que toda mujer en formación conserva en su memoria, eso son las canciones que musicalizaron distintos momentos de su vida.

Desde el sonido dulce del mar en las primeras vacaciones a upa de los padres, hasta las que marcaron tendencias de generaciones completas, ellas se vuelven un “ayuda memoria” para retrotraerse a distintas ocasiones especiales.

Inés era el típico caso de cuasi adolescente fanática. Las primeras experiencias con hombres, generalmente en las mujeres, comienzan con amores platónicos. Ella pasó por Enrique Iglesias y luego cruzó el océano depositándose en los Backstreet Boys. Algo similar les ocurrió a Natalia y Romina con Ricky Martin –pobres! Si en aquel momento hubiesen sospechado que les serviría más de amiga consejera que para darles el primer beso-. Más tarde llegaría Ricardo Arjona; definitivamente algo tenían con los Ricardos melódicos.
Si hoy se rescatarán agendas de los primeros años de secundaria de ellas no podría uno asombrarse con un “Rickito Martin te amo” o “Nick sos el amor de mi vida”.

Sabrina, no experimentó amor platónico por alguien del otro sexo, si no que se dedicó a las “raíces de nuestro pueblo” y más bien buscó una par con la cual identificarse, así llegó Soledad a su vida –quehastahoylaacompaña-.

Martina pasó por todos los gustos y adora la música, podía y puede pasarse horas encerrada en su habitación escuchando sus temas preferidos. Siempre lindando con los extremos, primero fue fanática de los Five (pero se cansó muy rápido de la boyband), luego tuvo varios años de seguimiento incondicional a Bon Jovi –llegó a llorar frente a la tv, mirando un videoclip-, mientras degustaba el rock nacional, que fue donde decidió quedarse para ya no trasladarse, más que emocionarse con el rock inglés. Charly García musicalizó muchos de sus momentos importantes y designó todo un estilo de vida –Say no more-.

Reflexión de cierre: ¿Es realmente la melodía de las canciones un recuerdo de UNA MUJER EN FORMACIÓN? Es un recuerdo por excelencia, ya que con un poco de oído y memoria, se vuelven un apuntador de momentos importantes. Repensar situaciones de la vida puede llevar a una mujer en formación a descubrir que en su mayoría están musicalizadas (las coreografías de Las tres Marías, Chiquititas; los bailes brasileños de los cumpleaños de quince; las canciones que eran hits en las vacaciones; etc) o, a la inversa, recordar canciones la lleva a perderse en un recuerdo. 
No es necesario tener demasiada memoria auditiva, sólo una pequeña cuota de percepción y sensibilidad para capturar todo aquello que las delimita en el presente. Y, al fin, como dice una de mis canciones preferidas: “…quiero esconderme en tu memoria…”

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