viernes, 22 de abril de 2011

La perseverancia


La vida nos da sorpresas, sorpresas nos da la vida… Frase hecha propia de las tarjetas de cumpleaños o aniversario…  ¿Cuánto puede costarle a una mujer dejarse sorprender? ¿Qué tan conveniente puede resultar dejar las cosas libradas al azar, el destino, la buena de Dios, bla, bla, bla?
Y es que la perseverancia muchas veces implica tener en claro lo que una mujer quiere alcanzar para llegar por “motu proprio”.

Martina era perseverante, pero inconscientemente se dedicaba a realizar vuelos rasantes por lo obstinada y necia. ¿Qué le hacia pensar que tenía el poder suficiente para hacerle cambiar a un hombre todo lo que a ella no le gustaba? A veces la cualidad de voluntariosa debería invertirse mejor para no obtener pérdidas dolorosas. Martina se dedicaba a llorar bastante seguido por no encontrar alguien que la quiera; sin embargo, ella estaba empecinada en hallar un tipo para hacer caridad o su madre protectora, la salvadora… no la noviaesposamujeramante. Sin quererlo se había rodeado siempre de niños (con toda la significancia de un tipo de suficiente edad pero deficiente intelecto) con historias de vida complejas, problemas graves, cuestiones irresueltas. Ello era simple, Martina se aburre rápido de todo y necesita acción, pero en vez de darle sabor a su propia vida, degustaba la amargura de los demás… el desenlace era inevitable: siempre terminaba con ganas de más, pero agotada mentalmente…   
De todos modos, tanta obstinación empezaba a dar sus frutos. Cuando logró relajarse y descansar un poco de si misma, apareció un Romeo con nombre de rey, bastante particular y que la descontracturaba por medio de la risa.

Eugenia empezó a dejar la comodidad de lado y descubrirse perseverante luego de  que Misterantineuronas la dejara. Ella creía, sin razón, que si existía el día que terminaran, se acabaría su vida. Contrariamente no ocurrió así, verse sola y fuera de la sombra de un tipo que jamás supo valorarla la ayudó a crecer y trazar nuevos objetivos que iban de la mano de la diversióndescontrol. Y en eso, un nuevo Romeo… No faltó quien le dijo “no te ilusiones” (o peor aún, “ya estás enganchada”), pero ¿Qué parte no comprenden de que es un milagro que después de tanta decepción del género masculino aun se permita conocer a alguien?

Carolina y Romina compartían el empeño y, por ende, la perseverancia en cuanto al estudio se refería. Ambas estudiantes universitarias con aciertos y decepciones, como todos, luchaban día a día con los libros y los autores que en más de una ocasión se les revelaban.
Romina ya se destacaba durante la secundaria, era la que siempre tenía la carpeta completa y a la que se podía recurrir para obtener cualquier resumen. De todos modos, Romina también tenía en quien apoyarse cuando los números batallaban en su cabecita: Inés, que le explica todos los “porqués” hasta que la sacara de las casillas. Mientras que Carolina comenzó, en los primeros tiempos facultativos, a ganarse un espacio de respeto entre sus amigos por su récord: la mayor cantidad de horas diarias frente a un libro y la mejor plagiadora de resúmenes.

Reflexión de cierre: ¿Es realmente la perseverancia una virtud de UNA MUJER EN FORMACIÓN? Saber hacia dónde nos lleva el camino es complejo, pero la clave está en comprender el sentido de propiedad que tiene una mujer sobre su vida. Las metas son personalísimas, al igual que los deseos. Sus elecciones son las que definen a la mujer como ser único. Es insostenible responder al espejo de los demás, pero mucho más forzarse por ser quien no se quiere. El ideal: Mujer que se observa anclada en un espacio, en un lugar que le pertenece, que se ganó por su calidad de SER.

Como autora de este espacio, me reconozco admiradora de todos aquellos que luchan para que se respeten sus derechos y elecciones sexuales; más aun de su paciencia hacia una sociedad que cree tener poder sobre sus vidas para permitirles caber dentro de las etiquetas que ella misma les impuso. Perseverar por y para algo tan maravilloso como el amor por el prójimo; ¡qué nos puede volver más libres que expresar lo que tenemos en claro que queremos para nuestras vidas!

miércoles, 13 de abril de 2011

La fortaleza


Extraña dicotomía se plantea con respecto a la fortaleza, o la fuerza en sí misma… Por una cuestión de constitución física, las mujeres eternamente fueron tildadas de frágiles. Sin embargo, el sexo débil se le atribuye al hombre; aunque en seguida nos regresen el favor, porque si el es débil es porque la mujer lo provoca. 

Todo en la vida de una mujer significa pujar: para que te contraten porque al cargar con el estima del género probablemente contraten antes a un hombre, que a vos por la licencia de maternidad paga (resígnate siempre vas a dar perdidas); para ser madre tenés que pujar y ajarte del dolor; para que se obedezcan tus derechos; para evitar que te golpeen o maltraten; para ser la madre ejemplar; para ser la ama de casa más eficaz; para que te respeten sin más…  

Si se concibe la fortaleza como la defensa natural que tiene algo o alguien por su calidad de entidad misma, Eugenia y Sabrina sin dudas representaban el paradigma, el ejemplo más claro de esta virtud.

Sabrina venía buscando su lugar en el mundo desde hacía mucho tiempo, actividad netamente inconsciente. Hasta que un tiempo de confusión y decepción de sí misma la hizo hallarlo a la fuerza. Bien digo, a la fuerza, ya que tuvo la capacidad de mover todos aquellos obstáculos que no le permitían encontrarse consigo misma, que le prefabricaban los deseos y aspiraciones. Hoy se inmiscuía en un nuevo proceso de aprendizaje que incluía independencia de pensamiento y económica.  

Eugenia había entendido a la fuerza que debía convertir su fortaleza en una virtud para salir a un mundo que le resultaba ajeno… es que era más cómoda la caja de cristal en la que la habían colocado durante tantos años, que cuando esos otros mismos se encargaron de partirla en mil pedazos, tuvo que erguirse y caminar sobre los cristales rotos. Con un dolor, que no era físico por pisarlos descalza, sino del alma por intentar reconstruir su vida con los pedacitos más grandes y concluir que era en vano. Renacer luego del dolor era duro, pero era su primer signo de crecimiento y cuán maravillosamente grande estaba ahora…

Inés tenía una fuerza física muy notable y ganaba todas las pulseadas. Se distinguía por su perseverancia y hoy disfrutaba de estar al borde de convertirse en una profesional. Mientras que Romina se hallaba en medio de un tiempo de trance. La partida de un familiar querido al exterior la posicionaba en el incomodo lugar justo entre la felicidad por ver el deseo cumplido de ese otro y el sufrimiento de la perdida –aunque momentánea-. Tenía la fortaleza del temple en situaciones complejas y enfrentaba con mucha entereza la situación.   
  
Reflexión de cierre: ¿Es realmente la fortaleza una virtud de UNA MUJER EN FORMACIÓN? Es una gran virtud, pero a la vez es un medio o un modo de desenvolverse en esta vida. La fuerza es una respuesta a la resistencia, a algo que se resiste y a la vez implica resistir. Una de las palabras con mayor cantidad de connotaciones, la fortaleza es lo que distingue a la mujer, a la luchadora. Y ello ocurre de ese modo porque fue esta sociedad patriarcal la que posicionó, a lo largo de la historia, a la mujer como débil en cuanto al físico y al ingenio –no es necesario indagar tanto, sólo basta leer el Antiguo Testamento y comprender que es la responsable del pecado original en “larazahumana”-. Así, fueron los mismos hombres los que con su desprecio cuasi congénito concibieron al “monstruo” que pretenden opacar. Nada más corrosivo e inflamable que la subestimación.        

miércoles, 6 de abril de 2011

La franqueza


Toda mujer tiene un halo de bondad, ese momento de hidalguía donde por unos instantes engendra a todas aquellas heroínas de la historia femenina y se convence de ser honesta, de tener franqueza

Martina era en exceso franca, sobre todo cuando experimentaba una especie de hartazgo. Padecía sincericidio en momentos en que rozaba la saturación, y eso había logrado uno de sus ex… ¿Qué parte no entendía este hijo del buen señor de que ella ya no quería saber nada –N-A-D-A- de él? Tuvieron un fugaz acercamiento meses atrás y después de su falta de decisión, Martina huyó… Como una encarnación del maldito refrán “todovuelve” este flaco apareció por C-H-A-T acechándola cada vez que ella se conectaba a alguna red social… Todos los días, todo el tiempo: Hola xxxxx, cómo estás?  ¿Qué le importaba!!!!!!? Insostenible la situación y los nervios de Martina, ella determinante le explicó de muy mala manera que estaba con alguien más (entre paréntesis: dejá de molestar), pero aparentemente algún problema cognitivo tenía Juancito porque aun insiste…
Cómo se maneja la honestidad brutal… a veces es sabio saber controlarse y Martina a esa materia no la había rendido nunca.

Eugenia tenía un carácter delicado, era muy tranquila… pero si había alguien que colmara su paciencia era un miembro de su familia demasiado cercano. Qué capacidad de reventarle los nervios tenía esta mujer y allí se inmiscuía en un rosario de agresiones del que Eugenia no podía retornar… La amaba, pero ahí estaba la cuestión, es más fácil desquitarse con las personas que nos pueden.

Inés era sincericida por naturaleza y tenía la habilidad de insistir hasta lograr sus cometidos… así le fue con Hernán, un ex… La situación era complicada hacía ya unas semanas y bastó que él emitiera el cliché mágico (tengoquehablarconvos) para despertar la insistencia de Inés… El chico le dijo que mejor hablaban en unos días porque no estaba decidido, pero ella le saturó la cabeza toda una noche hasta que logró que el nada lúcido rugbier soltara las pocas palabras que conseguía articular (exceptuando: pelota, partido, clásico, entrenamiento, scrum): estoy confundido, quiero un tiempo…  La realidad es que Inés no esperaba esa oración, si no un noviazgo, pero qué bien le sentó la decisión del otro un tiempo después…  

Carolina era una buena amiga de este grupo de individuas en cuestión. Si había una virtud que le calaba los huesos era la franqueza. Tenía un modo angelical que hacía impensable su carácter y su postura frente a las cuestiones que le causaban indignación. Un ejemplo claro de su manera de reaccionar fue una situación áulica que ocurrió durante el cursado del secundario de estas niñas (haceuntiempo-ratolargo-ya). Gaspar, uno de sus compañeros, estaba transitando una época de "dejadez" y ni siquiera llevaba útiles al colegio... Carolina le prestó una lapicera que terminó en la oreja de Gaspar (utensilio poco convencional); fue tal el enojo de ella al verlo realizar esta acción que gritó con desesperación logrando que todo el curso, incluida la docente, tomaran conocimiento de lo ocurrido. 

Romina era muy franca y no le temblaba la voz al momento de dar una opinión o tomar una determinación. Era lógico, tenía que tolerar  las historias de las demás hasta que oía el comentario justo para revertir el pensamiento retrogrado de más de una de sus amigas y proponerles que contemplen la posibilidad de que un tipo es capaz de mentirle por más que haga dos, tres, cinco o diez años que lo tenga al lado y que “entregarse” a un hombre no significa atarse, ni atarlo…

Reflexión de cierre: ¿Es realmente la franqueza una virtud de UNA MUJER EN FORMACIÓN? Esta virtud no remite únicamente a la honestidad o sinceridad, si no que también reviste calidad de liberación, esa a la que se arriba por medio del libre pensamiento. Ser consciente de sus propias ideas y concepciones es lo que le permite a toda mujer gozar de la libertad y por ende, SER y ESTAR en este mundo machista, con todo lo que ello significa. Sólo puede ser honesta con los demás una mujer que es sincera consigo misma.